Weed moments

sábado, noviembre 25, 2006

Pájaros

La naturaleza es una maravillosa locura, eso no lo voy a descubrir yo. A continuación un par de ejemplos.

Caminaba hacia mi casa, cuando me encontré en el suelo un pajarito muy chico que, sin duda, se había caído del nido. El pobre piaba con desesperación, sin parar ni por un minuto. Busqué por todo alrededor, entre los árboles más cercanos, pero no pude encontrar ni el nido ni a sus padres. Así que lo llevé para mi casa, y se lo dejé a mi hermano. Después me fui a trabajar y en la noche, cuando volví a mi casa, voladísimo, mi mamá me contó esta historia: Resulta que ella y mi hermano, al ver que el pajarito no paraba de piar, volvieron al lugar donde yo lo había encontrado, lo dejaron en el suelo, y esperaron a un par de metros a ver qué pasaba ¡Y lo que pasó fue que llegaron el papá y la mamá del pajarito! Al parecer lo habían estado buscando por horas, y ahora que por fin lo habían encontrado, empezaron a traerle comida y a quedarse a su lado. Después salió un vecino del lugar, trajo una escalera, y, como no pudo encontrar el nido, junto a mi mamá y mi hermano dejaron al pajarito en una rama alta, adonde sus padres siguieron llevándole comida y acompañándolo...

La otra historia: nos fumábamos un caño con Jorge, en la clásica plaza cerca de su casa. De fondo nos acompañaban los chillidos (no sé cual será la palabra para nombrar esos ruidos) de un loro que tenía un vecino en su patio. De improviso Jorge me dijo: "Cacha esta weá", y se puso a silbar. Yo no entendía nada, hasta que de repente -y esta weá yo todavía no termino de creermela, tengo que volver para comprobarla de nuevo- el loro cambió sus chillidos por un silbido precioso, nítido, mejor de lo que yo mismo puedo silbar. Y eso no era todo: el loro culiao se mandaba melodias de 10, 20 segundos ¡silbando! Entonaba canciones, era increíble. Yo aún no he podido volver para escuchar una vez más al loro, pero sé que es conocido en toda la villa del Jorge por su capacidad para silbar. Maravillosa locura de la naturaleza...

domingo, noviembre 19, 2006

Los volados venceremos

Alguna vez me tenía que pasar. O sea, uno no puede fumar toda su vida tan descaradamente por la vía pública sin esperar que alguna vez lo sorprendan los pacos.

Viernes 12:00 de la noche, orilla del río Mapocho, frente a Ricardo Lyon. Momento para un pito antes de seguir camino a un carrete.

12:20 de la noche, mismo lugar. Momento clave. Le digo al Arturo: "¿Vamos, loco?". El prefiere tomarse un minuto más para fumar lo que queda en la pipa.

12:22 de la noche. Momento trágico: Tres "pacos culiaos de la nación" (como dice Saturno en una canción de hip-hop muy flayte, pero wena igual), vestidos de civil, nos detienen por "porte y consumo".

Menos mal que estábamos voladísimos. Hasta me divertí gran parte de las dos horas que nos tuvieron en el calabozo los conchasumadre ¡¡Dos horas los maricones!! ¡Y no andávamos ni con medio gramo! No existen esos weones, pacos culiaos sin criterio ¡Vayan a perseguir asesinos y violadores, pacos aweonaos!

Nos metieron al calabozo de la comisaría y nos tuvieron encerrados hasta que comprobaron nuestros domicilios. En esas dos horas la marihuana fue una bendición (bueno, como siempre). Nos reímos, llamamos a gente por celular pa reirnos con ellos -y wearlos con que fueran a rescatarnos-, conversamos, dormimos, recorrimos por completo los ocho metros cuadrados del calabozo, y al final terminamos leyendo en las paredes las cosas que habían escrito desafortunados anteriores a nosotros.

Y nos encontramos con cosas muy divertidas. Por supuesto, había muchos rayados que decían "pacos culiaos" y parecidos, pero también había varios de volados como nosotros. No me acuerdo de muchos, pero sí de uno muy bakán: "Los volados venceremos", decía... Jajajajajajaja. Nos cagamos de la risa cuando lo leímos. Pero, fuera de bromas, yo también lo creo así, mi anónimo amigo. No importa lo imbéciles que sean nuestros legisladores y lo descriteriados que sean los pacos ¡Sí, los volados venceremos!