Weed moments

domingo, septiembre 21, 2008

El marco de mi ventana

Me siento en el marco de mi ventana y siento que lo que tengo todo. Miro mi living-comedor, con su futón, su tele y su exquisito afiche enmarcado de Bob jugando a la pelota. Miro hacia la calle, las tiendas y restoranes cercanos. Plaza Ñuñoa ¿qué mejor barrio?

Tres piezas, dos baños, un balcón donde caben una parrilla y dos sillas de playa. Una especie de closet perfecto para el indoor. Ganja a reventar en mi pieza, cervezas repletando el refrigerador, junto a cuatro flanes de chocolate. Nada más. Más de una docena de cajas de pizza se amontonan en otro closet pequeño.

Me han visitado ya diez amigos, algunos en más de una ocasión. Asados, pitos, vinos, cervezas, pizzas, videojuegos, música, más pitos, más cervezas...

Todavía me faltan algunas cosas. Compré un par de basureros. Todavía no cortinas de baño. Ni ollas. Sí tengo platos, vasos y cubiertos. Me falta la mesa y sillas para el comedor.

Llevo cinco días viviendo en mi nuevo departamento.

miércoles, septiembre 03, 2008

La playa de las chinitas

(a propósito del post anterior)

Hace un par de años -pares más, pares menos-, en uno de los tantos paseos en kayak por el lago Calafquen, llegué a una playa como nunca he vuelto a encontrar, ni siquiera en el mismo lago. Era La playa de las chinitas.

Jamás había visto algo así. En la arena de una playa muy pequeña, de no más de 15 metros de largo por 5 de fondo (donde topaba con un cerro), había sobre la arena incontables chinitas. Yo no lo podía creer, era una cosa tan hermosa y mágica; como si las chinitas se hubieran puesto todas de acuerdo para dejar sus árboles, plantas y flores, y reunirse a tomar el sol en esa playa. Maravilloso. Basta agregar que la arena suave, el agua clara y los frondosos cerros, completaban el cuadro, coronado por un sol radiante de verano sureño.

Fue la única vez que me encontré con ese lugar (y lo busqué muchos veranos después de ese). Como si algo o alguien quiso bendecirme con un momento para atesorar por siempre en mis recuerdos. Cientos de chinitas sobre la arena... una fantasía de la naturaleza.







La ciencia es sólo una excusa para no reconocer la existencia de la magia.