La isla grande

Así le dicen a Chiloé, y bien merecido que lo tiene. Uno se para en cualquier punto de su territorio y es imposible darse cuenta de que es una isla.

Con el Carlos y el Cristian recorrimos todo lo que pudimos en 9 días (y la Ale se sumó en 3), quedando maravillados por minuto (y también volados con los Moby Dick del Carlitos). Chepu, Castro, Ancud, Cucao, Dalcahue, Puqueldón, Achao, Matao, Detif, Chonchi, Quemchi... puros lugares hermosos, mágicos, y los caminos para llegar a ellos lo mismo.

La señora Enriqueta, Don Rolando, la Pamela y el Eduardo... pura gente hermosa, gentil, sonriente, relajada. Y sus conocidos lo mismo.

Ceviches de merluza, salmón y mariscos; choritos recién cosechados (con participación en la cosecha incluida), kilos de machas, decenas de tipos de papas, chocolates artesanales... un manjar tras otro, todo fresco y abundante.

Chiloé hermoso, tierra fértil en vegetación y afectos, la Microbanda Viajera jamás te olvidará.