Weed moments

martes, agosto 26, 2008

Una lagartija

Acabo de ver una lagartija. Estoy tentado a creer que es la primera vez en años ¿Por qué cuando niños vemos tantas lagartijas, y a medida que crecemos vemos cada vez menos?









(Aprovecho de promocionar el sitio www.galeriaeva.com, está muy bueno, de ahí saqué la foto)

Ermitaño

A propósito del viaje que hice, hace un par de años, solo a Europa por 40 días, el Nico me dijo la cosa más sabia que le he escuchado (y quizás de las contadas cosas coherentes): "Hay que estar muy bien con uno mismo para viajar solo a un lugar que no se conoce".

Ahora estoy solo, en un lugar que sí conozco, pero solo-solo. A diez horas de Santiago y de casi toda la gente que quiero. Sin nadie que me necesite ni nadie a quien ayudar, o con quien compartir, o conversar. En un pueblo al que empezará a llegar la gente en 4 meses, cuando planeo regresar a la ciudad. O sea: total solo.

Hace un par de días que llegué. Y hasta el momento he sido suficiente compañía para mi. Hago ejercicio, pongo bases en la radio e improviso por horas, leo, escribo mucho, y pienso todo el día. Y estoy feliz de la vida. Los afectos los siento sólo a través de telefonazos esporádicos. No traje ni computador, aunque espero tener uno más adelante, para escribir mi primera novela.

Hay una canción que es de las mejores de los Red Hot (lo que equivale a decir que es de las mejores a secas) que dice: "It's so lonely when you don't even know yourself". Se siente rico comprobar que no es mi caso, y que no lo ha sido desde hace mucho.

sábado, agosto 16, 2008

Vi el cielo

Vi el cielo
y lo único que quise
fue quedarme mirando
las estrellas para siempre,
recordando todas las cosas
lindas de mi vida.

¡Se movía, el cielo se movía!
¡Todo el tiempo!
Estrellas fugaces
en todas direcciones,
satélites, planetas
y constelaciones
dentro de constelaciones
dentro de constelaciones.

Y cuando parece
que vas a perderte
en el infinito,
tu atención es atraída
por la sonrisa lunar
del cielo más feliz
del mundo.

No puedes parar
de mirar
y sonreír de vuelta,
cuando empiezas
a preguntarte
si en realidad no será
un guiño en un ojo
que todo lo ve;
como sea, es una promesa,
una promesa
de magia y belleza.

Y todo esto
sólo para recordarte
que cuando bajes la mirada
te encontrarás
con el paraíso desierto
gritándote en silencio
que lo llenes con tus sueños.

Montañas de místicos
colores
lo coronan cien veces,
como reconociendo
su absoluta grandeza.
Pacha Mama,
creo que le dicen.


Poema que escribí inspirado por San Pedro de Atacama, un lugar sin comparación en el mundo entero.